"...este nacionalismo artificial es, por lo demás, tan peligroso como lo fue el catolicismo artificial, pues es por esencia un Estado de coacción, un Estado de asedio forzado, impuesto por un pequeño número a la mayoría, y necesita de la astucia, de la mentira y de la violencia para mantener su crédito. No es el interés de la mayoría (de los pueblos), como suele decirse, sino ante todo el interés de ciertas dinastías reales, y luego el de ciertas clases del comercio y de la sociedad lo que conduce a ese nacionalismo; una vez reconocido este hecho, no debemos temer entregarnos solamente en pro del buen europeo y de trabajar en realidad en la fusión de las naciones,..." (Nietzsche en "Humano, demasiado humano")
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